La cultura es la única riqueza que nadie te puede quitar

28 octubre 2012

Democracia cultural


Siguiendo con  historia de la política cultural, en clase repasamos dos conceptos que tenemos que tener muy claros:

La democratización cultural se entiende como el modelo de política cultural  en el que se facilita el acceso a la cultura a los usuarios.  El otro modelo es democracia cultural  en donde existe  participación, el usuario crea y hace cultura. Ósea es creador y realiza por ejemplo: talleres artísticos, crea eventos, etc.

Durante la dictadura nunca hubo un Ministerio,  es entonces cuando en la transición se incorporó el  Ministerio de Cultura. En esta época en su gran mayoría se utiliza el modelo de democratización, en general los organismos públicos no están muy bien estructurados. Un ejemplo  de la época es la “movida madrileña”,  la cual se entiende como una cultura organizada por la propia comunidad pero que  por la falta de experiencia no se crea unos cimientos fuertes para mantenerla. En el sentido de que se permite conciertos y disfrute de la música pero no se crea por ejemplo escuelas- taller de música, salas o certámenes. Sigue estando presente la tutela de los organismos en la cultura

En el momento que  comenzó la crisis del petróleo,  la política cultural se vio afectada por los  recortes  y es entonces cuando se recurre a la gestión cultural para economizar.

Así es como se justifica la cultura de manera extra cultural ya que se entiende como un servicio que dinamiza el empleo y favorece un mayor turismo, para su difusión se emplea el marketing, hasta ahora no se había puesto en marcha de manera sería.

En la primera década del siglo XXI se pronuncia los efectos de la globalización, las corrientes migratorias en España favorecen la  interculturalidad  y se utiliza la cultura como cohesión social. Para ello es necesario democratizar la cultura, y así todas las comunidades participan y generan cohesión social.

Hoy en día existe una confrontación entre los que están a favor de una cultura subvencionada por organismos público o privado.

Las personas que temen que desaparezca el estado de bienestar  creen que para proteger la cultura el sector público debería intervenir, pero el inconveniente es que en el  patrocinio  casi siempre se busca un interés o provoca una distorsión de las preferencias, orientado hacía la  “cultura  de consumo”.

Como excepción se podría hablar del monográfico Magazine que es una revista local realizada por ilustrados nóveles y que está patrocinada por locales pequeños de barrios como Ruzafa, Benimaclet y Carmen. Esto si que sería un mecenazgo ejemplar.

También en clase se planteó que en la ciudad de Valencia la oferta cultural está limitada y desequilibrada según las zonas. Por ejemplo algunos barrios de una gran población no tienen teatro y en el centro se acumulan casi todos.

En mi opinión esto es una realidad pero lo que yo veo que ocurre en mi barrio, Xuquer es que habiendo unos cines independientes: Cines Albatros, que está cerrado  y Babel que está en graves problemas económicos desde hace ya muchos años. Y que las películas que hay en la programación son muy difíciles de encontrar en la web y además de  ser subtituladas son de los cines más baratos. No se justifica salas vacías.

Con este panorama creo que lo primero que se debería hacer es una política cultural que tuviera como objetivo educar a la población a  aprovechar los recursos culturales y que comprendieran los beneficios que pueden obtener formando parte de la cultura.  
Un enfoque muy negativo es la manera de entender la cultura como una necesidad  de consumo y no como una forma de desarrollarse.

Es por ello el surgimiento de la  Plataforma por la Cultura o  movimientos creados por la sociedad civil que actúan alrededor del modelo de democracia cultural.

 

 

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